El clásico cinismo religioso puede encontrarse por enésima ocasión incluso en este terrible tema, catalogado por algunos como "El Holocausto del SIDA". El Papa Juan Pablo II se dedicó durante los años de auge de este síndrome -en aquel momento, mayormente mortal- a viajar por todo el mundo condenando el uso del preservativo. Y su sucesor -Benedicto XVI-, fue más de lo mismo. Pero, claro, ¿qué tendrá que ver esto con lo otro...?
Paralela y posteriormente, para colmo, estos y sus seguidores se dedicaron y siguen dedicando no solo a NEGAR este otro genocidio -tachándolo de mero "bulo"-, sino, encima, a intentar girar la tortilla contra-acusando a las farmacéuticas de estipular "precios demasiado caros" para la correspondiente medicación. Eso sí, la "solución" completamente "natural" (todo es natural en el universo) de la mafia pederasta genocida más grande de la historia era y sigue siendo... ¡No folles... o hazlo solo con tu cónyuge! -esto último, a pelo y en matrimonio formado bajo su ideología, claro; no vayas a ser de otra religión o ate@. Y, de lo primero, ya llevamos décadas comprobando sus "amorosos", "compasivos" y "altruistas" resultados en la infinidad de "casos aislados" de otro tipo de víctimas, esparcidos por todo el mundo gracias a la "semillita" de los "expertos" en la "única" y "perfecta" moral de su ser imaginario con superpoderes -todopoderoso, omnisciente y anarquista extremista (por lo del falso "libre albedrío").
Y todo esto -nada menos que otro genocidio-, solo por la interpretación forzada básicamente del "multiplicaros" de un manual de instrucciones -proveniente de nada menos que un ser "perfecto"-... pero plagado de errores, contradicciones y toda clase de barbaridades de imposible uso para la menor lección de moralidad. Por dar algún ejemplo de la estultez del asunto: ¡Ni que procrear fuera incompatible con disfrutar! ¡Se pueden hacer ambas cosas! Pero es que, de perpetrarse indefinidamente el siniestro plan de la procreación exclusiva, hace siglos que hubiera resultado demográfica y socialmente mucho más desastroso todavía: No habríamos entrado en el planeta y habría habido aún más hambre y guerras, gracias a tan "divino" plan.
Nunca sabremos el número de muertes causadas por tan atroz propaganda, pero no hace falta haber sido demasiado adoctrinado como para no reconocer la elevadísima eficacia del uso del preservativo y la correspondiente salvación real -al menos, de vidas-, que hubiera supuesto su uso sin haber sido coartado bajo la culpa, la amenaza (infierno) y el soborno (cielo). Nunca lo sabremos -esa maldita suerte tienen-, pero sí es más probable que la historia acabe emitiendo en algún momento un justo veredicto contra esos Papas y sus defensores como responsables de, como mínimo, la inmensa propagación del sida en el mundo y sus consecuentes muertes -especialmente, en África.
Javier Vitali - Radio Ateos de Barcelona